¿Has visto alguna vez un sapo mientras paseas a tu peludo?

Ya queda poco para poder verlos, sobre todo por la noche y queremos advertiros de las graves consecuencias que pueden ocasionar en nuestros animales.
Los sapos poseen unas glándulas que producen toxinas que expulsan cuando se ven amenazados. En este caso los más afectados son los perros, ya que suelen olisquear y chupar cualquier cosa que se encuentran por la calle.
Cuando entran en contacto con la toxina, ésta se absorbe  a través de la mucosa oral y gástrica de manera muy rápida.
Los principales signos clínicos son:
Salivación intensa, dilatación pupilar, dolor abdominal, ataxia, alteraciones cardíacas y respiratorias, convulsiones e incluso la muerte.

 

Es importante acudir al veterinario si se observan algunos de estos signos clínicos después del paseo, ya que su aparición es prácticamente inmediata y pueden causar su muerte en 15 minutos o en horas.